jueves, 13 de abril de 2017

No te digo adiós... te digo hasta luego


Sí, sí, ya lo sé. Habrás visto esta imagen mil veces en estos días.
Mirala bien, porque la seguirás viendo millones de veces más mientras dure tu vida.
Que esa dulce imagen de niña no opaque la imagen de mujer fuerte y luchadora que muchos conocimos. 
Muchos afortunadamente más que otros. Pero no es quien llega primero el que se lleva el premio, sino el que sigue corriendo hasta el final. Y el premio no es para uno solo. 
Es para todos los que sepan apreciarlo. Porque el premio es tomar algo de ese Espíritu de Micaela e incorporarlo a nuestro propio espíritu.
De eso en esencia hablamos cuando la conocí a ella y a sus amigos, de manera casi fortuita, en el verano de 2016.
Teníamos un tema en común: el vivir nuestra juventud en épocas revueltas para la Patria.
En mi juventud los que decían amar a la Patria secuestraban gente ocultando sus rostros con capuchas. Un tiempo inimaginable para estos jóvenes si no se les contaba en detalle, porque entraron a la adolescencia en un tiempo feliz, de igualdad de oportunidades para educarse, bien alimentados y con salud. Pero no tomaron la vía cómoda de la mayoría que como pollos irracionales abren su boca para ser engordados, sin pensar de dónde viene realmente su nutriente, sino muy por el contrario, eligieron compartir de corazón no solamente sus cosas sino también su tiempo, que es lo más valioso que un ser humano puede tener. Mientras otros pierden el tiempo ellos lo ganan compartiéndolo. 
Esta es la Micaela que conocí y estos son los compañeros que la ayudaron a crecer, y a quienes ella ayudó a crecer también.




La foto es del 9 de Julio de 2016, en el SUM del Barrio San Isidro, en ocasión de la Buzeca por el Bicentenario de la Independencia. Ese es uno de los tantos lugares donde colaboran los compañeros de la JP Evita de Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Si querés entender lo que quiere decir bajar al barrio y al barro mirá el resto de las fotos AQUÍ.
Hoy los perseguidores ya no lo hacen encapuchados en el nombre de la Patria, sino que se sacaron la careta. No entienden el concepto de Patria y Soberanía, pero a cara descubierta dicen defender a la República. Lo que no dicen claramente es a cuál república sirven. 
Lo hacen persiguiendo a los más débiles, para que vuelvan a ser, según lo que ellos consideran el orden natural, sus sirvientes.

Volviendo a ese feliz día en el que nos conocimos...
Los chicos me preguntaron si quería contar mis experiencias de ese tiempo horrible en el que los milicos me persiguieron por mis ideas. 
Yo simplemente les dije que todo podía resumirse en un par de frases y muchas mateadas.
Que lo único que les podía decir era que veía que esos tiempos tormentosos estaban volviendo.
Que no tuvieran miedo pero que no fueran excesivamente confiados.
Que iban a conocer lo que es la traición y también lo que es la verdadera fidelidad.
Que aprovecharan la fuerza de su juventud para ir en pos de todos sus sueños, sin distraerse en cosas sin valor.
Que interpretaran las señales sociales como quien interpreta el cielo y se da cuenta que la tormenta no está tan lejana.
Ahora ya empezó a llover y el viento se está congelando.
Ahora los maestros saben que son del pueblo y no la élite que se creían cuando yo iba a la escuela, en un tiempo que se portaban como superiores, casi como el maestro de The Wall. Tal vez esa imagen y otras vivencias los ayudaron a transformarse para ser los luchadores que hoy vemos apaleados bajo la lluvia. 
Es solamente el comienzo de la persecución y no van a parar hasta que los que hoy les sirven se vuelvan totalmente serviles. Están cebados por las ansias de poder igual que un violador serial y no van a parar hasta que acaben con tu creencia de que siendo blanco estás a salvo. Porque ellos son ellos, y nosotros nada.

Te invito a que conozcas a Micaela y en ella conozcas el Espíritu que mueve a otrxs que habrás visto y oído en estos días. En cuanto a mi, tuve que volver al pueblo donde los conocí, para despedirme, porque toda la semana me ahogaba la angustia. Cada recuerdo me quemaba, hasta que entré al Salón donde ella reposaba y todo se iluminó. Ahora entiendo qué es ese Espíritu. Y no es una cuestión religiosa, es una cuestión de Conciencia de Clase. De Clase Humana.
Y entonces vi cosas que me asombraron...
Particularmente yo vi a una mujer mucho mayor que yo pateando las 42 cuadras que separaban el Estadio Cubierto del C.E.F. nº 3 donde la velaron y el Cementerio, haciendo cordón humano junto a la Gloriosa JP como si tuviera 20 años, y volver fresca, feliz y renovada a su hogar, junto a su familia. 
Entonces vi y entendí que es ese mismo Espíritu el que sostiene a los Padres de Micaela, a los que que tantos mala leche criticaron luciendo su ignorancia.



Creo apropiado mostrar estas imágenes en las que la vemos en las cosas que la apasionaban, con las que transmitía alegría, por lo que se hizo conocida, y como debemos recordarla.



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